Ah, el condón. Ese pedacito de látex que ha salvado a millones de personas de sorpresas no deseadas y situaciones potencialmente peligrosas. Sin embargo, a pesar de ser el mejor aliado en la cama para mantener las cosas seguras, aún circula un mito persistente que muchos han escuchado (y algunos, hasta creído): "El condón mata el placer".

Ah, el orgasmo simultáneo. Ese mito legendario que, en las películas, las novelas y las canciones románticas, parece ser el santo grial de toda relación sexual exitosa. Nos han vendido la idea de que, si no llegas al clímax al mismo tiempo que tu pareja, de alguna manera la experiencia queda incompleta. Pero ¿es eso cierto? Spoiler alert: ¡para nada!

¡Hola, mis valientes aventureros del placer! Hoy vamos a sumergirnos en un tema que, para algunos, puede ser un poco incómodo pero que necesita ser abordado con toda la diversión, picardía y honestidad que se merece. Así que prepárate para una lectura que promete ser tan educativa como entretenida, y quizás, solo quizás, cambie tu perspectiva para siempre.

¡Bienvenido a un viaje de descubrimiento, donde la exploración personal no solo es permitida sino aplaudida! Sí, estamos hablando de la masturbación, ese tema que ha sido envuelto en mitos, tabúes y, a veces, hasta una que otra mirada de reprobación.

En el intrincado baile de la intimidad, donde cada paso cuenta y cada movimiento es una palabra no dicha, nos encontramos a veces con ritmos inesperados que desafían la armonía de nuestra danza. Dispareunia y vaginismo, dos términos que, aunque puedan sonar a compases desconocidos, forman parte de la coreografía de muchas parejas, actuando como pausas no deseadas en el flujo de su conexión. 

En el variado mundo de la sexualidad, hay un invitado no deseado que a menudo se cuela en las conversaciones susurradas con un halo de misterio y vergüenza: la impotencia. 

En nuestra sociedad, ciertos temas sexuales siguen siendo envueltos en susurros y sombras, a pesar de vivir en una era de aparente apertura y aceptación. Es hora de arrojar luz y elegancia sobre estos tabús, transformándolos de secretos vergonzosos a aspectos celebrados de nuestra humanidad.

¡Ah, la virginidad! Ese concepto envuelto en un aura de misterio, picardía y, a menudo, un montón de mitos que hacen que más de uno se sonroje. Desde cuentos de hadas hasta películas de adolescentes, la virginidad ha sido retratada como un tesoro sagrado o una carga de la que hay que deshacerse lo antes posible.

Seguro que has escuchado muchas veces la afirmación de que “el tamaño (no) importa” haciendo una referencia directa o indirecta al pene. Lo cierto es que sí importa, al menos para la persona que lo tiene, y esta preocupación suele venir por un estigma producido por unas creencias que queremos desmitificar.