No es una profesión nueva, ni una ciencia reciente, ni mucho menos una moda. La sexología está presente en nuestra sociedad desde que empezamos a estudiar y desarrollar teorías psicológicas y fisiológicas, pero no ha sido hasta hace una década aproximadamente cuando ha empezado a ganar fuerza y resonar en nuestra realidad social. Como siempre, romper con los tabúes en torno al sexo ha sido lo que ha permitido que la sexología se vea como una ayuda necesaria y la solución a ciertos problemas para muchas personas.

¿Qué es la sexología y cómo puede ayudarme?

La sexología es la ciencia que estudia la sexualidad y todas las cuestiones en torno a ella. Es una ciencia multidisciplinar que engloba cuestiones de salud fisiológica y mental y, además, tiene una estrecha relación con la sociología. Se enfoca en cuestiones que tienen que ver con la conducta sexual, la identidad sexual, la orientación y la interacción entre sexos.

Un/a sexólogo/a se enfoca, principalmente, en procesos de educación y terapia. A través de la terapia trabaja para mejorar conductas, ayudar a superar miedos o tabúes, enseñar a comunicarse y dar herramientas para gestionar situaciones que afectan a nivel fisiológico también.

Comúnmente, los profesionales de la sexología suelen trabajar de manera conjunta con psicólogos y médicos especialistas, ya que se recurre a este tipo de terapia sexual específica para conseguir un abordaje integral del caso. En cuestiones sexuales, muchos problemas tienen un origen psicológico, pero se manifiestan no solo en miedos o actitudes, sino también con efectos sobre nuestros cuerpos.

¿Cuándo es recomendable ir al sexólogo o a la sexóloga?

Cuando sientas que “algo no va bien” en torno al sexo. Y ojo, no nos referimos únicamente al hecho de tener sexo como tal; puedes no sentirte en paz con tu orientación sexual, cuestionarte ciertas conductas sexuales que sientes que te hacen daño, tu identidad sexual… También es el territorio perfecto para los temas de pareja: recuerda que el sexo no solo tiene que ver con las relaciones sexuales, sino también con las diferencias con las que abordamos la realidad, es un prisma para enfocar la vida.

Los casos más comunes por los que se suele acudir a una consulta de sexología son cuestiones fisiológicas ligadas a cuestiones psicológicas o emocionales. Por ejemplo, mujeres que tienen dolor en sus relaciones porque sufren vaginismo, pero la causa de esta patología está en un bloqueo psicológico. También suele ser frecuente el trabajo con hombres que sufren eyaculación precoz, bien como un abordaje porque la causa sea psicológica o bien a través de un acompañamiento para aprender y gestionar esta situación de una manera sana.

Curiosamente, aunque muchas parejas acuden porque la falta de deseo o la apatía sexual se ha instalado en su relación, a través de la terapia descubren que ese no es el verdadero problema, sino la consecuencia de una causa diferente. Aprenden a comunicarse, a vencer barreras y a comprenderse y eso tiene la repercusión positiva en sus relaciones sexuales. Si sientes que hay algo que no está funcionando como os gustaría y que no podéis dar con la tecla correcta vosotros mismos, recurrir a un sexólogo puede ser la pieza clave.

¿Cómo elegir una consulta de sexología?

Por desgracia, no podemos darte una checklist que te asegure el éxito. La elección de un gabinete de sexología depende de diferentes factores como que el precio se ajuste a tu bolsillo, la proximidad a tu domicilio o tu trabajo, que los horarios sean compatibles… pero, sobre todo, que haya un clima de confianza y conexión.

Hasta que no empieza el proceso de trabajo no sabrás si has escogido bien, pero no te asustes, siempre vas a poder cambiar hasta dar con tu sexólogo o sexóloga ideal. Si vas derivado por otro profesional sanitario, las referencias te serán de gran ayuda, pero que no te condicionen si ves que la chispa no surge.

Paciencia, confianza y ponerse manos a la obra son la clave para conseguir una vida sexual mucho más satisfactoria.